Hace unas semanas tuve la suerte de poder participar y exponer mi experiencia en una academia de baloncesto en China en las II jornadas de Baloncesto y Psicología de Universidad La Floresta. Jornadas que recomiendo encarecidamente y que quienes organizan, Javier Hernández (al que podéis disfrutar en www.javierhernandezferron.com) y David Llopis (referente nacional en la Psicología del Deporte) merecen mi agradecimiento y reconocimiento.
Lo cierto es que agradezco dicha invitación, porque me ha servido para reflexionar y hacer un balance de los dos años que pasé ahí. Repasar fotos, poner en orden pensamientos y sensaciones, revisar el trabajo realizado, volver a hablar con amigos sobre ello, etc. Hacer un «cierre» de esa experiencia, que no había hecho, y que considero muy necesario.
Este primer artículo se plantea desde una perspectiva personal y experiencial, que servirá para introducir, en un artículo posterior, un proceso fundamental en el que la psicología del deporte tiene mucho que aportar: la migración cultural en el deporte y la adaptación de deportistas, entrenador@s y asistentes, o incluso estudiantes con becas deportivas, a otra cultura o país para desempeñar su actividad deportiva de manera profesional.
Mi experiencia comienza en febrero de 2017 y acaba en febrero de 2019. El proyecto consistía en crear desde cero una academia de baloncesto en Hangzhou, con los métodos y principios con los que nos habíamos formado en España (primero como jugadores y después como entrenadores). El proyecto, aparte del socio chino que hacía posible la parte legal, estaba compuesto por 6 españoles cuya labor era implementar dicha metodología y decidir/gestionar todo aquello que tuviera que ver con la parte deportiva del proyecto. Es decir, nosotros éramos el producto de la Academia.
En el deporte, como en otros campos, China se abre desde hace unos años a profesionales extranjeros que les ayuden a mejorar y a entender como evolucionar su potencial en diversas facetas. En el deporte, y en concreto en los deportes de equipo, España tiene un valor y reconocimiento enorme. Y en base a eso, nuestra posición muchas veces era de privilegio, no sólo por ser españoles sino además, éramos un grupo de trabajo de 6 personas con una misma filosofía. El ideólogo y creador de la academia era español y no chino, lo cual nos diferenciaba mucho del resto de academias con entrenadores extranjeros.

Además era un proyecto más a largo plazo, con lo que al principio no requería un entrenamiento de Alto Rendimiento, sino comenzar por instaurar los principios básicos y una cultura que para nosotros han de regir el entrenamiento de formación. Cultura que facilita el poder ir dando calidad a la práctica deportiva. La cultura del esfuerzo en China todavía sigue muy focalizada en la cantidad, cuantas más horas mejor, cuanto más volumen de entrenamiento mejor. Y ese principio, como todos, tiene sus límites y sus excepciones.
EL ORIGEN
La academia comienza de manera oficial en septiembre de 2016. En ese momento (unos 6 meses antes de unirme de manera presencial junto al compañero Pablo Muñoz), recibo la llamada de un Xavi Terrén, un amigo que vivía en China desde hacía 7 años, y que tras varios años había conseguido poner en marcha su proyecto, una academia de baloncesto en China. A él ya se había unido Beñat Barberena. Los 3 habíamos compartido equipo 10 años antes, y ahora volvíamos a juntarnos para otra aventura. Durante el verano de 2017 se unirían otros dos compañeros (Julio Boheli y Ane Ayerbe) para cerrar el grupo de trabajo. A partir de ahí la idea era ir adquiriendo entrenadores locales para empezar a formarles y poder crecer.
Era un proyecto a medio y largo plazo, con personas con distintos perfiles profesionales, no sólo entrenador sino también con otro tipo de formación (psicología deportiva, preparación física, etc).
EL CALENTAMIENTO, ¿QUÉ PUEDO HACER ANTES DE COMENZAR?
Desde la primera llamada hasta que aterrizamos en febrero de 2017, quería de alguna manera prepararme para las demandas que tendría en esta migración cultural. Para ello, revisé una conferencia de la Dr. Regina Brandao titulada «Necesidades psicológicas de los futbolistas expatriados» que había disfrutado en el IX Congreso Hispano Luso Psicología del Deporte, en Madrid. Me sirvió para entender en qué partes del proceso podía poner atención y ocuparme mientras llegaba el momento.
https://canal.uned.es/video/5a6f6b50b1111fdd478b45bc
Así pues, puse en marcha algunas acciones que a buen seguro me ayudaron a anticipar y trabajar mi adaptación a la cultura China y al día a día que me iba a encontrar. Por ejemplo:
- Noviembre de 2016: Viaje de 11 días viaje para reunirme con Xavi y Beñat, ver la ciudad, conocer el proyecto. Fue tremendamente útil para tener información de cómo iba a ser mi día a día, las personas con las que iba a trabajar, el clima, los niñ@s, etc. Me sirvió entre otras cosas para regular mis expectativas a lo que después fue la realidad. Muchas veces la adaptación se tuerce porque entre estos dos escalones (las expectativas previas y la realidad que se vive después) tienen una diferencia de altura demasiada grande.
- El idioma. El inglés, aunque muy necesario para sobrevivir, era insuficiente a medio plazo. Tenía muy claro que no me volvería de esta experiencia sin haber aprendido el idioma y además, teníamos el compromiso con la academia de ir a la Universidad para ello. Así que durante estos meses previos comencé a estudiar el idioma. Lo cierto es que no me sirvió mucho más que para entender aspectos básicos generales del idioma y para ocuparme hasta que llegara el momento de viajar.
- Además de lo visto en el viaje, traté de sacar más información sobre China. Busqué documentales sobre la vida en China, leí libros sobre la cultura y la vida allí, hablábamos a menudo con Xavi y Beñat, etc.

- Contactar con personas que trabajaran en China o con población china dentro del mundo de la psicología aplicada al deporte. En este caso, la compañera Marta Soler me ayudo con las vivencias y herramientas que ella usaba trabajando con una academia de fútbol con niños chinos en Madrid.
COMIENZA EL PARTIDO
Una vez aterrizados allí, la adaptación a Hangzhou fue muy buena. En ello influyeron varios aspectos. Pero al principio fue muy importante el soporte que teníamos entre los compañero. Xavi llevaba varios años ahí, con lo que siempre teníamos alguien de confianza para ayudarnos con los aspectos más complicados. No es lo normal, pero nosotros tuvimos ese apoyo externo que hizo que nuestro inicio ahí fuera mucho más sencillo.
Aparte del grupo de entrenadores, fue de gran ayuda poder tener personas de fuera del entorno profesional que nos permitiera ampliar nuestra red social y comenzar a ser más autónomos. Los compañer@s de Universidad, personas con las que practicar chino-español, otr@s españoles, etc. Al final se necesita ir construyendo una identidad personal en un entorno totalmente distinto al que teníamos en España.


Profesionalmente mi rol principal era sobre todo el de entrenador, ya que era la necesidad de la academia y lo que nos abría la oportunidad de esta aventura. Es cierto, que gran parte de mi tiempo libre lo dedicaba a leer y preparar como introducir la psicología deportiva, detectar necesidades desde las que pudiera aportar un valor extra.
Me gustaría haceros una lista-resumen de la experiencia en ambos roles durante esos dos años.
COMO ENTRENADOR
- El primer año fue más de adaptación general. No había un gran volumen de horas, pero cada vez íbamos teniendo más presencia en colegios. Durante los primeros meses, no teníamos grupos fijos e íbamos rotando por las distintas localizaciones. Tenía la ventaja de que facilitaba mucho el conocimiento mutuo con todos los chic@s y familias al principio.
- Experiencia difícil y muy enriquecedora. La dificultad no tanto por nivel técnico, sino por la dificultad del idioma, la adaptación a las condiciones de entrenamiento, a la cultura y manera de trabajar que tenían los colaboradores chinos, las costumbres, los cambios en el funcionamiento diario, la propia gestión emocional, etc. Por más que quisiéramos implementar cambios más rápido y mejor (era posible), éramos nosotros los que teníamos que adaptarnos a su velocidad, sus tiempos a la hora de incorporar un funcionamiento totalmente distinto, etc. Podía anularse un entrenamiento 5 minutos antes, no sabías si ibas a tener un entrenamiento con 4 o con 14 niñ@s o no ir a un entrenamiento por tener que realizar actividades de promoción.

- Los entrenamientos eran entendidos más como una actividad a la que se podía ir o no, sin un compromiso tal y cómo entendemos aquí. Si vas pagas la clase, si no vas no la pagas. No había un compromiso. Así que inculcar este tipo de valores, tanto en las niñ@s como en las familias, fue uno de nuestros cometidos al principio. Es un cambio cultural con el que teníamos que tener paciencia.
- Hay que tener en cuenta que no había una competición organizada, ni siquiera partidos amistosos. Durante el primer año los únicos partidos que pudimos disputar fue entre nuestros grupos o en alguna competición en otra ciudad, pero no fueron más de 3 o 4 partidos. De hecho, en el momento en el que pudimos ampliar la oferta de partidos y competiciones, la adherencia a los entrenamientos y el compromiso mejoró de manera clara.
- Organización semanal: De lunes a viernes nuestros entrenamientos iban encaminados a lo que serían clases de extraescolares de baloncesto (en ocasiones eran parte del contenido lectivo). En algunos casos podrían ser clases de 50 alumn@s, en otros de unos 20. De viernes a domingo realizábamos los entrenamientos propios de la academia, que con el paso de las semanas iban mejorando en asistencia, volumen y calidad.
- En general, el nivel era de grupos de iniciación. Había grupos más avanzados que, con el paso de los meses y consiguiendo dos o incluso tres entrenamientos por semana, adquirían un buen nivel competitivo. Algunos chicos acabaron entrando a formar parte de los equipos de la federación china (en nuestra provincia era la NBA Academy).
- También había grupos en los que la exigencia técnica era más baja, con una motivación más social y en los que la asistencia en líneas generales era menor. En muchas ocasiones l@s niñ@s tienen multitud de actividades que combinar y una carga lectiva mucho mayor que en España. Incluso, en ciertos colegios, se recuperan clases lectivas durante el fin de semana.
- El segundo año, el volumen de horas de entrenamiento aumentó. Más localizaciones a gestionar entre semana, más niñ@s también el fin de semana. Las distancias en una ciudad tan grande y los tiempos de desplazamiento era otro factor a controlar, sobre todo en localizaciones nuevas.
- Por contrato, dos días a la semana debíamos ir a entrenar y jugar con un equipo de baloncesto de profesores de Educación Física de los colegios a los que acudimos para dar clases de baloncesto, y cuya instalaciones usábamos durante el fin de semana. Había un entrenador que por motivos personales no podía acudir casi nunca a los entrenamientos, con lo que éramos nosotros los que como jugadores teníamos que gestionar el trabajo del equipo. Solo este apartado, daría para un libro de las cosas que sólo ocurren en China.
- Además de ir a la Universidad por las mañanas para dar clases de chino, teníamos que aprender rápido el idioma si queríamos ser capaces de transmitir mejor y comunicarnos tanto a nivel personal como profesional con niñ@s, compañer@s, familias, etc.


La verdad es que desde el rol de entrenador, me llevo un gran volumen de horas de entrenamiento, el poder aprender del resto de entrenadores una gran cantidad de detalles, de cómo adaptar la comunicación para que sea mucho más eficaz y sobre todo fallos que corregir. Muchas experiencias y muchos intangibles.
COMO PSICÓLOGO DEPORTIVO:
- Durante el primer año, mi trabajo como psicólogo pasaba primero por adaptarme a otro entorno, otra cultura, otra vida. Y después ir detectando qué necesidades podía haber en la academia a todos niveles (padres, niñ@s, entrenadores), que valor podía aportar y ser útil. Mucho trabajo personal, de preparar contenido, aprender el idioma, leer libros y revisar apuntes, etc. A corto plazo era más proyecto personal, aunque de alguna manera se facilitaba el darle visibilidad por parte de la Academia.

- Durante el segundo año, aunque seguía siendo prioritario mi rol de entrenador, comenzamos a dar más visibilidad a la Psicología aplicada al deporte. Algunos vídeos informativos sobre aspectos básicos, dípticos informativos, artículos para compartir en RRSS, actividades formativas con entrenadores y profesores de Educación Física, entrevista en algún medio local. Seguía haciendo más trabajo de preparación que aplicado, pero empezaba a abrir un poco el camino. Es cierto que muchas de las cosas que preparé apenas llegamos a usarlas. pero fue muy útil realizar ese planteamiento en un entorno distinto al que estaba acostumbrado.


- Con las 3 partes del triángulo deportivo (deportistas, padres/madres y entrendor@s) el trabajo aplicado fue más puntual. La labor estaba siendo más divulgativa y de posicionamiento.
- Con los entrenadores hicimos algún trabajo de ver necesidades del día a día con un cuestionario, comunicar y compartir métodos. Pero no era la parte más necesaria. Fue un ejemplo de que la psicología del deporte, como el resto de disciplinas por sí sola no mejora el rendimiento porque sí. Necesita de un funcionamiento, de una estructura capaz de absorber y asentar esas herramientas sobre un trabajo técnico, táctico y físico.
- Con lo@s deportistas el trabajo fue más indirecto, por medio de estrategias propias de los entrenadores, y a mitad del segundo año si que comenzamos a introducir trabajo más aplicado en uno o dos grupos más avanzados.
- Con los padres/madres fue el grupo con el que más tratamos de centrarnos. Mucha información, educación deportiva, situar el trabajo del psicólogo en el ámbito del deporte. Para ell@s es mucho más difícil el cambio, porque si ya en España era una disciplina que estaba con desconocimiento y desconfianza, en China el salto en cuanto a educación deportiva y cultural es aún más grande.
CONCLUSIONES Y APRENDIZAJES
Sin entrar en detalles, durante el segundo año se fueron dando ciertas situaciones y decisiones que hicieron que el proyecto cambiara de rumbo. Eso, unido a que, tras 2 años como experiencia, quería dar prioridad a mi rol de psicólogo deportivo, decidí retomar mi proyecto profesional otra vez de vuelta en España.
Lo cierto es que, en el antes y después de estos dos años he notado un cambio en España en cuanto a la aceptación de la figura del psicólogo deportivo. Por explicarlo de manera gráfica, cuando me fuí era más parecido a ir contracorriente, y dos años después la sensación es de ir a favor de corriente. Profesionales estupendos que llevan años luchando y formando a las nuevas generaciones a un nivel excepcional (Chema Buceta, David Llopis, Patricia Ramírez, Fernando Gimeno, Pep Marí, etc.), unido a deportistas referentes que han dado el paso de reclamar o de contar sus experiencias sobre el trabajo con psicólog@s han contribuido decisivamente para esta inercia tan positiva.
Desde luego como experiencia vital, es una experiencia que recomiendo vivir, porque se dan unos aprendizajes y unas situaciones difícilmente repetibles.
En mi caso, me traje recuerdos inolvidables, amig@s, un idioma nuevo, el aprendizaje de errores y situaciones difíciles lejos del entorno y red social más cercana. Me llevo unas gafas con las que aprender a ver a las personas que, por las circunstancias que sean, viven en otro país o cultura y me llevo que, fuera de España, alejado de las batallitas del día a día, somos un país privilegiado.
Momentos clave como cuando te das cuenta de que China no es España (diferentes maneras de ver y entender la vida y el trabajo), cuando tienes que ceder y dejar de lado tus creencias e ideales. A veces, lo ideal es enemigo de lo bueno. O cómo gestionar la cultura del esfuerzo, las expectativas y la realidad que te encuentras o las relaciones con familiares y amigos desde la distancia.
Aspectos que más me han gustado y que, quizás, traería son:
- La flexibilidad mental de absorber conocimiento y estar abierto a todo, el “todo es posible” es un lema que no vale para todo, pero está mucho más presente que aquí, probablemente por las necesidades y las características del país.
- La comida china es mucho mejor de lo que esperaba.
- La seguridad percibida en el día a día, para mí, es envidiable y lo que más me llamó la atención del día a día.
- El desarrollo tecnológico es mucho más avanzado y el día a día mucho más adaptado a las nuevas tecnologías.
- Las instalaciones deportivas son por lo general, bastante buenas.
- La moto eléctrica. Para nosotros fue ganar en calidad de vida. desplazamientos mucho más cómodos y ágiles. La circulación para motos y bicis suele tener carriles específicos, aunque es cierto que la circulación en general es más caótica y anárquica.
- El transporte público funcionaba bastante bien y a un precio mucho más barato. El trayecto Hangzhou-Shanghai en tren de alta velocidad, unos 300 km (lo que aquí podría ser Huesca-Barcelona) tiene un coste de unos 10-12 euros.
Espero haber conseguido mis objetivos que tenía al escribir este artículo, a saber:
- Mediante mi experiencia, acercar y aportar algo de información sobre cómo es el país, la vida y el trabajo en el mundo del deporte ahí. O al menos como fue para mí. Seguro que faltan detalles y aspectos que podrían darle más sentido.
- Introducir el tema de las necesidades psicológicas de aquell@s que por motivos deportivos profesionales viajan a otro país o cultura. Poder anticipar y preparar ese proceso de adaptación puede ser fundamentales.
Por último, agradecer a todos los compañer@s. A Xavi Terrén por confiar y abrirnos esta experiencia y capitanear el proyecto. A Beñat, con el que además compartimos piso (junto a nuestras parejas) durante 1 año. A Pablo, Julio y Ane con los que pude aprender, disfrutar, trabajar, sufrir, evolucionar. Y por supuesto a Bea ,mi pareja, por los sacrificios hechos y el apoyo que siempre aportas.